El teatro nunca te deja, siempre esta ahí contigo, metido en tu piel. Volver al teatro es renovarse y eso es justamente lo que vivimos los humanos, una constante renovación.
Julio Palacios Azero inicio su Carrera actoral en Bolivia a los 5 años. De muy pequeño los mayores de la escuela le regalaban dulces y salteñas para que el les recitara poemas y cuando recitaba “La casada infiel” de García Lorca era cuando más premios recibía. El teatro es un arte vivo y como tal se transforma continuamente. Una de las mayores transformaciones y retos del milenio es la enorme conexión de todos con las redes sociales que a pesar de parecer difícil conectarlas con un arte tan antiguo como el teatro, es una conexión casi obsesiva y nos ha permitido en segundos tener acceso a las nuevas tendencias y movimientos de vanguardia a nivel mundial abriendo mentes y horizontes y volviéndolo menos convencional.
Hoy el publico es mas receptivo a ver puestas donde se toquen temas que antes eran tabúes, temas importantes de la vida contemporánea y de problemáticas que el mundo vive hoy, el abuso de la mujer, la igualdad de sexo, la inmigración, la falta de trabajo, el aborto, la corrupción. Sin embargo haciendo una retrospectiva, en cada época el teatro ha sido una manifestación de los ideales de cada generación y muchos de estos temas han estado siempre en escena pero enfocados de diferente manera, es decir, Cambian las manifestaciones de cómo se presentan las obras hoy en día, pero sigue siendo un espacio de contemplación del quehacer histórico del hombre.
Para Julio, hacer teatro en español en un país anglosajón donde los prejuicios se agigantan por la turbulencia política que vivimos no es fácil. Esta es la primera y gran diferencia, la lucha por conservar nuestros valores lingüísticos y de cultura son vitales. Sólo podemos asimilar la enorme riqueza de éste país y realizar un aporte positivo para que las generaciones posteriores tengan un enorme orgullo por nuestra maravillosa cultura latina.
Cuando le preguntamos a Julio sobre como suma Toc Toc en su experiencia teatral, nos dijo que es como volver a navegar en aguas conocidas, tranquilas. No hay turbulencias. Es volver a conectarme con mi gente y con el publico. Volver a crear fantasías en medio de crudas realidades. Pero sobre todo es comunicarme con ambos actores y público. Toc Toc es una maravillosa obra. Un dulce para cualquier productor, director y actor. Una extraordinaria dramaturgia unida a una problemática manejada con humor, sin dejar de concientizar a la audiencia sobre lo que significa el TOC (trastorno obsesivo compulsivo).
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